Hace unos días pude conocer a Cristina Dartiguelongue y Mikel Orbea. Una pareja vasca afincada en Palma del Río y con una empresa de almendra tostada llamada Almondterra nacida el pasado año 2021, situada en Fuente Palmera, de la que estoy convecido que dará que hablar en los próximos años. Ambos están asociados con José Antonio Arce, un joven empresario especializado en servicios agrícolas y con una mentalidad emprendedora por encima de la media.

Cristina en compañía de la Gerente de la empresa, Carmen Ortiz, me recibió con una sonrisa de oreja a oreja y con una agradable cercanía, en esa mañana temprana fresca pese a ser agosto. En primer lugar fuimos al campo, el origen de todo coincidiendo con la recogida de la almendra que se estaba llevando a cabo en ese momento. Concretamente a una finca junto a Palma del Río con unas 22 hectáreas de almendros. Muchos de ellos aún están plantados de hace pocos años, pero una buena ladera está repleta de almendros de al menos 5 años, que son los que aportan una producción plena.

 

Almondterra tiene sus almendros repartidos entre Córdoba y Zaragoza – aunque la mayor parte está en tierras cordobesas – comprendiendo unas 120 hectáreas en total con más de 150 mil árboles. Su cultivo es 100% ecológico desde el pasado año 2021 y será aprobado como tal en 2024 – cuando hayan pasado tres años. El 100% de su producción es de la variedad Lauranne que funciona muy bien en la zona, especialmente en Andalucía. Asimismo, esta variedad – respecto a la más plantada en España que suele ser la almendra Marcona – es una almendra más crujiente y sabrosa para disfrutarla como snack, estando exenta del amargor de otras variedades. Y es el objetivo de Almondterra, poner en el mercado una almendra tostada, rica, crujiente y de alta calidad con una producción totalmente artesanal.

De hecho Almondterra nace de la búsqueda de Cristina y Mikel por encontrar una almendra de calidad porque son “unos apasionados del fruto”. Cuenta Cristina que “en casa tostábamos nosotros nuestras propias almendras y queríamos poder ofrecer una almendra que se conservara bien y que pudiera disfrutarse de todo su sabor y su crujiente de una manera saludable”. Es por ello que se lanzan a la aventura y crean esta empresa de almendras, Almondterra. Y se meten de lleno desde la recogida de la almendra hasta el producto final. Todo controlado y supervisado por Cristina y Mikel. El objetivo principal de Almondterra es completar el círculo del modelo agroalimentario sostenible, cultivar la almendra, tratarla artesanalmente y comercializarla convirtiéndola en un producto de excelente calidad.

Para la campaña de este año se han precisado de dos equipos de ocho personas. Cada equipo tiene dos tractores: uno con un vibra, que mueve el árbol y hace caer la almendra a una malla negra de la cual se recoge para depositarla en el otro que contiene un remolque que lleva el fruto hasta el remolque más grande. También hay algunas personas de seguridad que van recogiendo la almendra que no cae directamente en la red. Es una recogida totalmente manual que se hace de manera nocturna y hasta entrada la mañana, concretamente de 6 de la mañana a 12 del mediodía, evitando así las horas centrales de calor.

Cada remolque puede contener unos 8 – 10 kilos de almendra, contando que la misma lleva consigo alguna rama, hojas y su capota (que es la cáscara que la recubre). Si pesáramos tan solo la almendra con su piel nos quedaríamos en unos 5 kilos de almendra por remolque.

El oficio agrícola para Cristina y Mikel tampoco ha sido fácil, ya que Cristina nos cuenta que “en primavera sufrimos, en la nueva plantación de 40 hectáreas, la fitóftora, una enfermedad que sufre el almendro cuando tiene un exceso de riego. La savia sale por poros del tronco y mata a la planta”. Por esto, Almondterra tuvo que prescindir de, al menos, cinco mil de sus almendros plantados.

Cristina, Mikel y sus hijos junto a los almendros de Almondterra.

Cristina, Mikel y sus hijos junto a los almendros de Almondterra.

 

Cristina, socia propietaria de Almondterra y Carmen, Gerente de Almondterra.

Tras caminar entre almendros, comprobando como con sumo cuidado y cariño se recogía la almendra y se deposita en el remolque, me despido de Cristina y Mikel que permanecen en primera línea de campo acompañados de sus hijos Alejandro y Guillermo “que están estudiando pero nos echan un cable en los meses de verano”. De allí, junto a Carmen Ortiz, Gerente de Almondterra desde hace unos meses, y que también exhibe constantemente una sonrisa sincera y una amable cercanía, nos dirigimos hacia la ‘fábrica como tal’ de Almondterra en Fuente Palmera, concretamente en una de las instalaciones de José Antonio Arce. De hecho, allí se hace todo el proceso de la almendra hasta llegar a la propia ‘fábrica’.

Una vez que se le quita la capota a la almendra, se escalda con agua caliente para quitarle la piel, y se tuesta con aire caliente. A continuación, se deja enfriar y se envasa al vacío para conservar el sabor, el aroma y el crujiente. A su vez, en Almondterra han empezado a producir almendras tostadas con piel. Que dicho sea de paso, están realmente buenas y no se nota absolutamente nada la piel. De hecho, aporta gusto y sabor. Sigue siendo crujiente y se deshace en la boca, engrandeciendo su experiencia organoléptica. Toda una novedad que podrá disfrutarse próximamente.

 

El resultado es un snack rico en proteínas y muy saludable. Almendra tostada artesanalmente (no fritas), de una calidad superior. Presentado el producto en un elegante packaging con un diseño único que contiene una bolsa al vacío de 120gr. Acompañando a las almendras dispone de una gota de AOVE y un sobre de sal para añadir al gusto. En Almondterra también disponen de doypacks y envasado en bolsas igualmente al vacío para canal retail y Horeca.

La última novedad de Almondterra es la adicción de sabores a las gotas de aceite que contiene el producto. Es importante destacar que la almendra permanece intacta y lo que cambia el sabor es el propio gusto del aceite. Los sabores son a limón, a trufa y a chile picante. Pero siempre manteniendo el sabor de una almendra tostada, que está realmente rica desde que se recoge hasta que se tuesta y se consume como snack. Una novedad que estará a la venta más pronto que tarde en la tienda online.

En definitiva, en Almondterra apuestan por una almendra 100% de calidad superior desde el campo de almendros – que es ecológico – hasta su salida al mercado como producto final. Apuestan por una variedad, la Lauranne, que es realmente crujiente, sabrosa y que no amarga. Para hacerla más saludable la almendra es tostada y empaquetada artesanalmente con un diseño exclusivo. Tuve la oportunidad de probarla en el campo, recién cosechada y estaba estupenda, perfecta sin necesidad de nada más. Pero al tostarla su crujiente es perfecto, potenciando de la misma forma su aroma y su sabor y convirtiéndola en probablemente una de las mejores almendras tostadas que he probado. Auguro un futuro lleno de éxitos a la familia de Almondterra. Corazón, ganas e ilusión – desde luego – no le faltan.

 

 

Esta pandemia que estamos sufriendo a nivel mundial ha dejado claro la importancia de la comunicación digital profesional para las empresas. Durante el confinamiento, el comercio online fue una gran herramienta y – visto de otro modo – una vía de escape para algunos negocios al borde de la desaparición. Muchos han entendido que todo esto ha llevado consigo un cambio. Renovarse o morir y este aspecto ha sido determinante para que muchas empresas enogastronómicas en los últimos meses contemplen profesionalizar su comunicación.

Una comunicación profesional tanto offline como online es esencial para el buen desarrollo de un producto. Una herramienta muy eficaz para estar permanentemente conectado con el mundo – tus clientes – y poder darles respuesta a sus necesidades. Y recalco la comunicación profesional porque no. No todo el mundo puede gestionar con profesionalidad la información interna y externa de las empresas enogastronómicas. Si no es un profesional de la comunicación y además, de la comunicación enogastronómica difícilmente este trabajo llevará consigo un valor añadido. Este beneficio que influye directamente en el departamento económico de las bodegas, restaurantes, tiendas gourmets y de alimentación, etc., es quizás el aspecto más interesante a la hora de contratar los servicios de un profesional. En este aspecto, hay que remarcar que contar con un profesional de la comunicación no es un gasto, es una inversión. Los beneficios llegarán y se verán repercutidos en las ganancias totales.

Es de suma importancia apostar por un experto en comunicación que sepa de lo que va a tratar y no un profesional pluridisciplinar que no tenga grandes conocimientos en comunicación. Las bodegas o empresas gastronómicas deben dar sitio a la comunicación de sus compañías apostando por los profesionales que consigan aportar ese punto diferencial que logre aumentar las ventas, que es, al final, lo que verdaderamente repercute en el buen funcionamiento de una empresa. Un profesional que conozca el argot bodeguero en el caso de las bodegas, o que sepa contar cómo se trabaja en un restaurante o la importancia de la elaboración de un buen queso en el caso de una quesería. El profesional de la comunicación enogastronómica debe transmitir pasión por la información que debe trasladar a los clientes a través de los distintos canales. Para crear un contenido atractivo y de calidad.

Con estas premisas cumplidas lo más importante, la base de todo y la línea maestra comunicativa ha de ser el posicionamiento. Es decir, la estrategia a seguir. Una vez tenido el posicionamiento claro, los profesionales creamos el contenido de calidad para las diferencias vías: Gabinete de Prensa, Redes Sociales y Página Web. Todo debe estar unido por esa columna vertebral en la que se basa la comunicación: el posicionamiento. Cómo queremos ser vistos. Qué queremos que piensen de la empresa.

Debe existir una cercanía entre el profesional de la comunicación y la Bodega, restaurante o tienda en cuestión. Conocer la idiosincrasia de la compañía es básico para poder transmitirla en estos canales. El comunicador debe conocer qué es lo más importante para por ejemplo la Bodega. Por qué rasgos quiere ser conocida: sus vinos o alguno en concreto, su elaboración o crianza, su viñedo, etc.

Entre las diferentes formas de hacer una publicación profesional, especialmente en redes sociales, es importante cambiar frecuentemente las fotografías – o los vídeos – y los textos. También considero una herramienta muy importante la publicación de artículos en el blog del restaurante, tienda o bodega. Al menos uno al mes. Estos artículos, si se posicionan correctamente mediante palabras claves, son muy buenos para trabajar el SEO de la propia web, lo que llevará también a medio – largo plazo a que clientes potenciales encuentren a la Bodega en los principales motores de búsqueda.

En definitiva, la comunicación se ha convertido en una de las grandes bazas para aumentar los beneficios de una empresa, y multiplicar sus ganancias. Y cada vez más comprenden que contar con un profesional de comunicación – en el caso de la Bodegas o Restaurantes un profesional de la comunicación enogastronómica – es la única vía para aportar valor a esta herramienta que repercute directamente en los beneficios de las mismas.