Pasión por transmitir los vinos


La pasión en el periodismo enogastronómico marca el punto de partida para transmitir con ilusión el mundo de los vinos entre los consumidores.

La semana pasada a través del directo que nos ofrece la red social Instagram (@davidpuertoperiodista) pude entrevistar a Antonio Flores (Hacedordevinos) enólogo de la emblemática bodega jerezana González Byass. Un encuentro virtual de poco menos de una hora de duración en el que conocimos un poco más a uno de los mejores enólogos del mundo y a uno de los mayores embajadores de González Byass y de los jereces en general. Y es que la nota diferencial de todo los que nos movemos en torno a las bodegas, los vinos y la gastronomía es la pasión que le ponemos a nuestro trabajo. Transmitir amor y pasión es clave para llegar al público final y la llave para contagiar – a quien te lee, escucha o ve – de aquello de lo que te apasiona. En este caso el mundo del vino, y más concretamente de los vinos de Jerez. Y un buen ejemplo de todo esto es Antonio Flores, que tiene esa chispa necesaria y dicho sea de paso, unas buenas nociones comunicativas.

En redes sociales asegura que es un perfecto “autodidacta. Me tuve que caer del caballo como San Pablo para creer en este mundo digital, que es muy útil”. Y supo darle la importancia que tienen las mismas cuando se utilizan con una estrategia comunicativa bien marcada. Enaltecer el trabajo de su bodega – en este caso González Byass – dando a conocer todas las bondades del vino de Jerez. Pero con naturalidad, cercanía, frescura y pasión. Y esa es la clave de su éxito. Porque la naturalidad a la hora de transmitir no se aprende, también nace de ese entusiasmo por lo que uno vive cada día. Lógicamente, como muchos en el Marco de Jerez, Antonio Flores es un grandísimo profesional que se ha labrado su posición gracias a su esfuerzo y dedicación durante estos casi 40 años en la bodega – que cumplirá en septiembre y que en la entrevista nos adelantó la primicia de que habrá un vino para tal efeméride.

La charla, que fue entretenida y didáctica – soy de los que piensa que nunca se deja de aprender – navegó entre su propia vida dentro de la bodega, opiniones sobre los vinos y sobre la misma actualidad. Entre otros temas hablamos de los amontillados. El Hacedor de Vinos se refirió a que “no existe un amontillado puro” ya que el amontillado aúna la crianza biológica y la oxidativa y sería muy difícil encontrar alguno que tenga la crianza exacta de una y otra. Al igual que, con esa pasión a la que me refiero, desgranó las diferencias entre un fino amontillado o un amontillado fino, entre otros muchos temas. Antonio Flores tan solo es uno de los muchos ejemplos de los apasionados que viven y conviven diariamente con el vino de Jerez.

En definitiva, la transmisión de la pasión por las bodegas, el viñedo, los vinos y en general el mundo vitivinícola es clave para llegar al consumidor final. Y en mi caso, como periodista enogastronómico, creo completamente que los profesionales de la comunicación enogastronómica somos los verdaderos abanderados de todo esto y debemos poseer ese entusiasmo por transmitir estos conocimientos. Porque los periodistas del vino tenemos que liderar esta divulgación del sector, desgranando las noticias y las novedades del vino, y yendo a buscar la información. En primer lugar, para que el consumidor se interese y finalmente para que aprenda disfrutando de lo que consume. Y esto es muy importante, porque uno de los problemas del vino de Jerez es la falta de formación e información entre el consumidor. Algo que – también hay que decirlo – está intentando cambiar. Aunque es un proceso lento. Por eso, todos los que nos dedicamos a este universo del periodismo del vino debemos tener esa pasión, ese amor por lo que hacemos. Por las viñas que nos rodean. Por el aroma que olemos. Por los matices que degustamos. Y vivir nuestra realidad y esa búsqueda de información entre los viñedos. Con los bodegueros. Entre la gente que consume los vinos. Y ese camino también ha de estar llena de pasión. Que al fin y al cabo es lo que nos hace sentirnos bien cuando desempeñamos nuestra profesión. Porque con ese ingrediente, como le pasa a Antonio Flores – que pudo haber sido periodista antes que enólogo -, estaremos siendo embajadores del vino con nuestro propio trabajo.


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