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Hace unos días pude conocer a Cristina Dartiguelongue y Mikel Orbea. Una pareja vasca afincada en Palma del Río y con una empresa de almendra tostada llamada Almondterra nacida el pasado año 2021, situada en Fuente Palmera, de la que estoy convecido que dará que hablar en los próximos años. Ambos están asociados con José Antonio Arce, un joven empresario especializado en servicios agrícolas y con una mentalidad emprendedora por encima de la media.

Cristina en compañía de la Gerente de la empresa, Carmen Ortiz, me recibió con una sonrisa de oreja a oreja y con una agradable cercanía, en esa mañana temprana fresca pese a ser agosto. En primer lugar fuimos al campo, el origen de todo coincidiendo con la recogida de la almendra que se estaba llevando a cabo en ese momento. Concretamente a una finca junto a Palma del Río con unas 22 hectáreas de almendros. Muchos de ellos aún están plantados de hace pocos años, pero una buena ladera está repleta de almendros de al menos 5 años, que son los que aportan una producción plena.

 

Almondterra tiene sus almendros repartidos entre Córdoba y Zaragoza – aunque la mayor parte está en tierras cordobesas – comprendiendo unas 120 hectáreas en total con más de 150 mil árboles. Su cultivo es 100% ecológico desde el pasado año 2021 y será aprobado como tal en 2024 – cuando hayan pasado tres años. El 100% de su producción es de la variedad Lauranne que funciona muy bien en la zona, especialmente en Andalucía. Asimismo, esta variedad – respecto a la más plantada en España que suele ser la almendra Marcona – es una almendra más crujiente y sabrosa para disfrutarla como snack, estando exenta del amargor de otras variedades. Y es el objetivo de Almondterra, poner en el mercado una almendra tostada, rica, crujiente y de alta calidad con una producción totalmente artesanal.

De hecho Almondterra nace de la búsqueda de Cristina y Mikel por encontrar una almendra de calidad porque son “unos apasionados del fruto”. Cuenta Cristina que “en casa tostábamos nosotros nuestras propias almendras y queríamos poder ofrecer una almendra que se conservara bien y que pudiera disfrutarse de todo su sabor y su crujiente de una manera saludable”. Es por ello que se lanzan a la aventura y crean esta empresa de almendras, Almondterra. Y se meten de lleno desde la recogida de la almendra hasta el producto final. Todo controlado y supervisado por Cristina y Mikel. El objetivo principal de Almondterra es completar el círculo del modelo agroalimentario sostenible, cultivar la almendra, tratarla artesanalmente y comercializarla convirtiéndola en un producto de excelente calidad.

Para la campaña de este año se han precisado de dos equipos de ocho personas. Cada equipo tiene dos tractores: uno con un vibra, que mueve el árbol y hace caer la almendra a una malla negra de la cual se recoge para depositarla en el otro que contiene un remolque que lleva el fruto hasta el remolque más grande. También hay algunas personas de seguridad que van recogiendo la almendra que no cae directamente en la red. Es una recogida totalmente manual que se hace de manera nocturna y hasta entrada la mañana, concretamente de 6 de la mañana a 12 del mediodía, evitando así las horas centrales de calor.

Cada remolque puede contener unos 8 – 10 kilos de almendra, contando que la misma lleva consigo alguna rama, hojas y su capota (que es la cáscara que la recubre). Si pesáramos tan solo la almendra con su piel nos quedaríamos en unos 5 kilos de almendra por remolque.

El oficio agrícola para Cristina y Mikel tampoco ha sido fácil, ya que Cristina nos cuenta que “en primavera sufrimos, en la nueva plantación de 40 hectáreas, la fitóftora, una enfermedad que sufre el almendro cuando tiene un exceso de riego. La savia sale por poros del tronco y mata a la planta”. Por esto, Almondterra tuvo que prescindir de, al menos, cinco mil de sus almendros plantados.

Cristina, Mikel y sus hijos junto a los almendros de Almondterra.

Cristina, Mikel y sus hijos junto a los almendros de Almondterra.

 

Cristina, socia propietaria de Almondterra y Carmen, Gerente de Almondterra.

Tras caminar entre almendros, comprobando como con sumo cuidado y cariño se recogía la almendra y se deposita en el remolque, me despido de Cristina y Mikel que permanecen en primera línea de campo acompañados de sus hijos Alejandro y Guillermo “que están estudiando pero nos echan un cable en los meses de verano”. De allí, junto a Carmen Ortiz, Gerente de Almondterra desde hace unos meses, y que también exhibe constantemente una sonrisa sincera y una amable cercanía, nos dirigimos hacia la ‘fábrica como tal’ de Almondterra en Fuente Palmera, concretamente en una de las instalaciones de José Antonio Arce. De hecho, allí se hace todo el proceso de la almendra hasta llegar a la propia ‘fábrica’.

Una vez que se le quita la capota a la almendra, se escalda con agua caliente para quitarle la piel, y se tuesta con aire caliente. A continuación, se deja enfriar y se envasa al vacío para conservar el sabor, el aroma y el crujiente. A su vez, en Almondterra han empezado a producir almendras tostadas con piel. Que dicho sea de paso, están realmente buenas y no se nota absolutamente nada la piel. De hecho, aporta gusto y sabor. Sigue siendo crujiente y se deshace en la boca, engrandeciendo su experiencia organoléptica. Toda una novedad que podrá disfrutarse próximamente.

 

El resultado es un snack rico en proteínas y muy saludable. Almendra tostada artesanalmente (no fritas), de una calidad superior. Presentado el producto en un elegante packaging con un diseño único que contiene una bolsa al vacío de 120gr. Acompañando a las almendras dispone de una gota de AOVE y un sobre de sal para añadir al gusto. En Almondterra también disponen de doypacks y envasado en bolsas igualmente al vacío para canal retail y Horeca.

La última novedad de Almondterra es la adicción de sabores a las gotas de aceite que contiene el producto. Es importante destacar que la almendra permanece intacta y lo que cambia el sabor es el propio gusto del aceite. Los sabores son a limón, a trufa y a chile picante. Pero siempre manteniendo el sabor de una almendra tostada, que está realmente rica desde que se recoge hasta que se tuesta y se consume como snack. Una novedad que estará a la venta más pronto que tarde en la tienda online.

En definitiva, en Almondterra apuestan por una almendra 100% de calidad superior desde el campo de almendros – que es ecológico – hasta su salida al mercado como producto final. Apuestan por una variedad, la Lauranne, que es realmente crujiente, sabrosa y que no amarga. Para hacerla más saludable la almendra es tostada y empaquetada artesanalmente con un diseño exclusivo. Tuve la oportunidad de probarla en el campo, recién cosechada y estaba estupenda, perfecta sin necesidad de nada más. Pero al tostarla su crujiente es perfecto, potenciando de la misma forma su aroma y su sabor y convirtiéndola en probablemente una de las mejores almendras tostadas que he probado. Auguro un futuro lleno de éxitos a la familia de Almondterra. Corazón, ganas e ilusión – desde luego – no le faltan.

 

 

Hace unos días estuve disfrutando de una verdadera experiencia enogastronómica en Zahara de los Atunes. Un paraíso de la provincia de Cádiz, en el que se ha convertido uno de los mejores sitios para comer atún. Entre la oferta gastronómica, siempre atractiva que se encuentra en esta pequeña localidad junto a Barbate, se encuentra el Restaurante Los Niños. Situado en el Paseo del Pradillo, en segunda línea de playa y con un amplio aparcamiento bastante cerca, es un lugar perfecto para vivir un día en familia saboreando su buena cocina. Está regentado por dos jóvenes emprendedores, con mucha experiencia y un futuro muy prometedor: Óscar Román y Alejandro Barquín. Óscar como chef y Alejandro como Jefe de Sala se compenetran a la perfección para ofrecer un servicio que se caracteriza por la calidad del producto y su elaboración y una cercana atención que te hace sentir como en casa.

Óscar Román y Alejandro Barquín regentan el Restaurante Los Niños de Zahara de los Atunes.

Asimismo, el restaurante es acogedor, con un pequeño salón interior y una amplia terraza. Aunque la idea de los dos socios es la de modificar un poco su fisonomía con un ambicioso proyecto que quieren que vea la luz para febrero de 2023. Mientras, podremos disfrutar de su restaurante con una carta donde tiene una gran presencia el atún rojo de almadraba donde no podría ser de otra manera. Aunque también tiene platos de diferente índole con ese toque especial que aporta Óscar Román a sus platos, así como carnes de gran calidad como la autóctona vaca de raza Retinta. Sin perder de vista la oferta de postres, entre los que destacan varios. En su carta de vinos, es muy destacable que solo apuesten por los vinos andaluces. Un punto muy positivo que ya hace especial visitar este restaurante. Personalmente, me encanta que nuestra hostelería apueste por los productos de la zona y más si cabe por sus vinos, que tanto en generosos, espumosos o tranquilos, no tienen nada que envidiar a los que ofrecen otras Denominaciones de Origen más al norte de España. Porque la hostelería es la primera piedra para revalorizar un producto que aún, en su mayoría está por descubrir: los vinos andaluces.

En esta primera visita a Restaurante Los Niños pude degustar varias elaboraciones que paso a contarte a continuación. Comencé con una copa de un Amontillado que me encanta. Amontillado Solera de Bodegas Cayetano del Pino. La centenaria bodega jerezana, fundada en 1886 elabora este vino de casi 20 años de crianza y con una calidad/precio incomparable. Su aroma profundo con recuerdos a frutos secos y a madera y su boca llena de sabor lo hace un maridaje muy especial para casi cualquier tipo de plato. Y con este vinazo disfruté el primer plato: Ensaladilla 2.0. Una ensaladilla riquísima donde destacaba el sabor del huevo frito y su yema derretida en una mayonesa de diez, un poco de cebollita y algunas algas que le dan un sabor riquísimo muy particular. Sorprendente ensaladilla que se convirtió desde entonces en una de mis favoritas de todas las que he podido probar.

Tras la ensaladilla pudimos probar unas ‘Gyozas de ternera de aquí’, realmente espectaculares, especialmente el jugo de la propia ternera que la bañaba y quedaba en el fondo como salsita. Si la pinta en la imagen es buena, su sabor supera todas las expectativas.

Las almejas estaban muy ricas. Especialmente su salsa, perfecta para hacer sopones. Perfectas de punto, de sabor y, como digo, su salsa lo redondeaba todo. Este plato ya empecé a maridarlo con otro generoso de la zona, una Manzanilla de Sanlúcar. Maruja, de Bodegas Juan Piñero. Una manzanilla perfecta para aportar ese punto salino a cualquier plato, especialmente de la costa. Entre la Manzanilla Maruja y el Amontillado Solera de Bodegas Cayetano del Pino estuvo toda velada enogastronómica.

Llegó pues el turno de probar el atún rojo de almadraba hecho tartar. En dos versiones. Normal y picante. Aunque las dos elaboraciones estaban perfectas y correctamente aliñadas realzando el productazo que es el atún crudo, personalmente quedaría con el tartar de atún picante. Esa electricidad y el aporte del huevo hilvanando todo el plato le da un gusto especial. Aunque si van, yo les recomiendo que pidan los dos y comparen. En la mesa había opiniones para ambos gustos.

Entre ambos platos de tartar pudimos disfrutar de un ‘Pulpo frito picantón’. Una pata de pulpo frita, aliñada y ligeramente picante que redondeada con el buen punto del pulpo, salsa picante, mayonesa, cebollita y tomatitos sherry resulta una combinación perfecta. ¡Menuda sorpresa! Por fin un plato de pulpo que se sale de lo habitual. Bien por el Restaurante Los Niños.

Otro plato que no dejó indiferente fue el Túetano con tartar de atún aliñado con trufa blanca de verano y alcaparrones. Sabores muy especiales y muy potentes para un fuera de carta de mucha categoría. El gusto con el que está elaborado este ‘manjar’ ya merece la pena para pedirlo. Pero ojo, cuando tienen este plato fuera de carta ten en cuenta que es muy limitado. Así que si estás interesado en probarlo, no dudes en preguntar por él. Yo te lo recomiendo. Te llena la boca de sabor.

Sin salir del atún, probamos un clásico de las elaboraciones del atún rojo de almadraba. Un tataki bien marcado y salseado con su aliño. Otro platazo donde pone de manifiesto el producto realzando su sabor con su elaboración.

Y antes de meternos de lleno en la sección dulce, con los postres, disfrutamos de otro de los sabores que volvería a pedir mil veces. Un steak tartar con una carne excepcional presentado sobre un pan brioche que, como un buen amigo renombra, era verdadero pan de Dios. Que dicho sea de paso, Restaurante los Niños trabaja con el que – a mi parecer – es el mejor obrador de la provincia y también de Andalucía, La Cremita. Un obrador cuyos propietarios Daniel Ramos y Ángeles Aído han conseguido alzarse los dos últimos años 2020 y 2021 con la Miga de Oro de Andalucía. Dicho esto se pueden ustedes imaginar cómo estaba el pan brioche y el steak tartar. Platazo para repetir, como les digo, las veces que hagan falta.

De los postres, probé todos. Porque todos tenían una pinta fabulosa. Así que saboree el Bizcocho Templado de Chocolate con helado de frambuesa, que estaba bueno pero es quizás el postre más tradicional que tienen en Restaurante Los Niños. En cambio, la Sinfonía de Cítricos es una explosión de sabores dulces y ácidos que no puedes dejar de comer. Riquísimo. Y qué decirles del pastel de Plátano, Merengue y Cacahuete. Un bocado espectacular. Sin calificativos me quedo con el Arroz con leche de coco. Un arroz con leche servido caliente, con una leve capa caramelizada por encima y que se apoderó de mí desde que se sirvió hasta que se acabó. Y para mí, el mejor postre por su pensada, presentación y sabor es la Tarta de Queso 2.5, que bien podría ser 5.0. Porque con ese postre podríamos decir que Óscar Román ‘se ha pasado el juego’. Una bola de chocolate blanco crujiente que esconde el más puro sabor de una tarta de queso de toda la vida, que mezclado con el sabor del chocolate blanco y la tierra de galleta lo hace un postre irrepetible.

Sinfonía de Cítricos.

Bizcocho Templado de Chocolate con helado de frambuesa.

Pastel de Plátano, Merengue y Cacahuete.

Tarta de queso 2.5.

Arroz con leche de coco.

Sin lugar a dudas, un Restaurante muy a tener en cuenta en pleno corazón de Zahara de los Atunes y que va a dar que hablar más pronto que tarde en las grandes críticas gastronómicas. Como le digo, lo tiene todo para triunfar. Buen producto. Cabeza que le da un giro a las elaboraciones de siempre. Buen servicio y mejor atención. Y ganas. Sobre todo, ganas. ¡Larga vida al Restaurante Los Niños de Zahara de los Atunes! Ya estoy deseando volver.

Hace unos días estuvimos en la capital del sur de España. Cádiz. Una provincia con una muy buena gastronomía y con restaurantes de mucho nivel. En segunda línea de playa de la Victoria, concretamente en la calle Fernández Ballesteros número 3, se encuentra A Plomo Cádiz. Un lugar donde disfrutar de una cocina tradicional gaditana con un toque moderno y vanguardista. El tiempo es estupendo en este inicio de febrero y la brisa marina se respira en la calle a medida que nos acercamos a su puerta. Nos ha sido fácil encontrar aparcamiento. Dentro se encuentran Guti, el jefe de sala y Carlos Martínez, el chef y propietario de A Plomo Cádiz. Un emprendedor joven, enamorado de la cocina y de Cádiz. Algo que plasma en cada plato que elabora para su restaurante. Carlos, me recibe con una sonrisa, siempre lo hace. Comenzamos la entrevista.

¿Cómo nace A Plomo y por qué en este lugar?

  • Nace de una alianza con dos socios. Otro compañero más y yo. Que los dos somos cocineros. Y decidimos montar un negocio en Cádiz porque todo cocinero tiene dos caminos. O monta algo o hacerte profesor. Pero no trabajas por cuenta ajena, porque si llegas a una edad… que con 50 años te echan a la calle por cualquier cosa, es muy difícil encontrar trabajo.
  • Nuestra intención era el centro de Cádiz pero también vimos este local donde estamos ahora y nos entró añoranza porque conocíamos a los vecinos del barrio; nos hemos criado y hemos crecido aquí y entonces dijimos por qué no, al lado de la playa y en una zona más o menos de gente de clase media/alta podría haber futuro.

Carlos Martínez Pérez, chef y propietario de A Plomo Cádiz

En estos cinco años de A Plomo ¿cómo ha sido la evolución?

  • Al principio muy buena. Los primeros años éramos cuatro cocineros y tres camareros. Estábamos abiertos todos los días pero la evolución ha sido muy buena. La aceptación en las redes sociales durante estos cinco años ha sido muy buena, los comensales se van encantados. La cartera de clientes que hemos conseguido consolidar durante todo este tiempo se ha mantenido hasta el día de hoy y se ha quedado todo frenado por el tema del COVID. Llegó 2020 y nos fuimos a pique. Porque el primer año que comenzó en octubre, pasaron unos mesesitos y ya estábamos en 2017. Ese año fue muy bueno, éramos la novedad, fue un verano explosivo. 2018 fue medio bueno también, empezó la situación a estabilizarse un poco, en 2019 ya me quedo yo solo con el negocio y empezamos a ver un poco más de color y demás, y entonces llegó la pandemia y ya nos lo fastidió todo hasta el día de hoy.

¿Qué caracteriza a A Plomo respecto a otros restaurantes?

  • Lo primero el producto y el esfuerzo que tenemos nosotros. Día tras día nos empeñamos en poder hacer una comida mediterránea y tradicional pero a la vez diferente, con un toquecito un poco más de modernidad, gastronómico, vanguardista y salirnos un poco del tiesto de comerte un menú de comida tradicional. Buscamos que el cliente cuando venga se sorprenda, se coma un plato que se puede comer en otro sitio pero que tenga un toque diferente, que le sorprenda un poco, que note la diferencia, vea el cariño por el servicio, los detalles…

Aunque cambies la carta por temporada, ¿cuáles son los platos estrella de A Plomo?

  • Tenemos varios. El Wellington de rabo de toro, que es un guiso que hacemos nosotros tradicional de Cádiz, desmenuzamos y lo metemos en un rulo de hojaldre casero, lo envolvemos en ese hojaldre y lo horneamos. Ese plato no lo hemos podido quitar de la carta. Otro plato, las patatas bravas, que son muy aclamadas por los clientes que tenemos aquí afianzados. La torrija, como postre, que tampoco la hemos podido quitar de la carta porque sino, nos linchan (risas), y el paté de ortiguillas; una forma diferente de comer ortiguillas. Que un producto tan gaditano como ese y en todos lados la ponen frita, pues nosotros la hemos convertido en un paté, poco más. Nosotros como referencia dejamos esos platos porque son intocables pero siempre intentamos por todos los medios, quitar todo lo demás.

Patatas bravas A Plomo

Para renovar la carta cada cierto tiempo…

  • Que se note el producto, que nosotros nos divirtamos también, que la gente note también el cambio, que si vienes aquí tres días, te sabes más o menos la carta; si queremos que esos clientes tengan una rotación y una cuarta visita, pues entonces tenemos que darles un poco más de cancha.

Has hablado de producto, vosotros sois producto 100% Cádiz…

  • Eso lo llevamos a rajatabla. O al menos lo intentamos. Si tenemos que comprar algún producto que venga de Sevilla o de Jaén, o algún producto de alguna gama japonesa de importación o demás, bueno sí lo compramos. Pero nuestra base, el 85% de la carta de A Plomo son productos de Cádiz. Podríamos definirnos cocina mediterránea gaditana.

¿Cuál es precio aproximado de un comensal en A Plomo Cádiz?

  • El precio medio del comensal que gasta aquí ronda sobre los 18-20 euros.

Es barato…

  • Es barato. Nos ponen como restaurante caro por el tipo de servicio que damos, el tipo de oferta que tenemos pero realmente te gastas lo mismo que en un sitio con este tipo de gastronomía.

Bacalao confitado en AOVE sobre menudo gaditano y piparra dulce en tempura, maridado con Amontillado de Gutiérrez Colosía.

Y además tenéis dos menús degustación muy bien de precio.

  • De hecho tenemos la facilidad de que el cliente puede elegir los platos que más le atraigan de la carta, en un menú cerrado. El cliente paga por el menú degustación corto 34,90 € (cuatro platos + un postre). Luego tenemos el menú A Plomo que es un poco más extenso por 44,90 € (seis platos + dos postres). Tiene la peculiaridad que los platos pueden elegirlos los clientes, que puede llegar a ser hasta divertido porque discuten qué platos van a comer y este tipo de ofertas no las encuentras en cualquier lado, porque los menús degustación suelen ser siempre cerrados.

Otro rasgo característico, además de la buena carta de vinos, es esa amplia carta de cervezas artesanales, difíciles de encontrar en la restauración.

  • A ver, nosotros intentamos trabajar con fábricas de cervezas pequeñitas. Por ejemplo, tenemos La Caperucita que es una cerveza que se elabora en El Bosque, en la Sierra de Grazalema. Tienen una producción muy cortita, de hecho ahora estamos sin existencia porque están esperando a que terminen de elaborarla y madurar la cerveza. En cuanto tengan una cantidad pues nos mandan unas pocas y esas están saliendo muy bien. Luego tenemos también la Cerveza La Bahía. Que es una cerveza que está apostando ahora que acaba de nacer un añito escaso y que se quiere convertir como la cerveza malagueña que solo es procedente de Málaga. La Cruzcampo es procedente de Sevilla y por qué Cádiz no va a tener un tipo así de cerveza, ¿no?. Entonces este chaval está ahí luchando para que la cerveza La Bahía que tiene bastante cuerpo y mucho con lo que pelear con Cruzcampo, Estrella Galicia y demás pues se defiende bastante bien. También las otras cervezas que tenemos son del resto de la provincia, como las de Conil que se llama Esparté. Tenemos un apoyo a los maestros cerveceros que se están arriesgando ahora a elaborar cervezas. Conil, El Bosque, tenemos Costa, Sierra y Capital.

Y ahora pasando una mala racha con esto de los contagios…

  • Estamos pasando una racha muy mala. Hemos conseguido sobrevivir a la primera pandemia. Las primeras oleadas que ocurrieron en el 2020 las hemos conseguido apaliar pero ya llevamos casi dos años y entonces ya toca levantar. Ya estamos cansados de luchar. La única respuesta que hemos recibido por parte del Gobierno ha sido la ayuda a los ERTES que han venido muy bien por cierto, pero no hemos vuelto a recibir ningún tipo de ayuda más, los impuestos siguen siendo iguales, la escasez se triplica porque la gente está cansada, con la llegada de Omicrón también ha sido un bombazo porque la tasa de contagio subía como la espuma, ha sido mucho más contagiosa y la gente tenía mucho más miedo.
  • Cuando abrimos teníamos conocimiento de que cuanto más pequeñito, más acogedor y más manejable para poder llevarlo mejor y dar un ambiente más cálido, pero eso con la llegada del COVID se ha ido todo al traste. Tenemos un restaurante cerrado, sin terraza y con pocas mesas. Pues entonces nos cuesta tirar para adelante.

Para casi terminar…qué mensaje le lanzas a aquellos que visiten A Plomo Cádiz.

  • Pues que venga a disfrutar, a tener una experiencia nueva. A arriesgar un poco. Que venga a probar todo tipo de platos que elaboramos aquí en A Plomo y que venga a sorprenderse, que no solamente venga a comer para quitarse el hambre, sino que venga también a disfrutar.

Y un deseo…

  • Hacemos un llamamiento al Gobierno, tanto estatal como autonómico de que nos ayuden tanto económicamente como en actividades en la ciudad, más eventos, más cosas, con el deseo que el COVID vaya desapareciendo.

Muchas gracias, Carlos, por todo. Si no lo conocen, pueden aprovechar para conocerlo mediante su carta, su menú degustación o el menú de San Valentín que ponen en marcha del 10 al 17 de febrero. Seguro que disfrutan con su cocina mediterránea gaditana. Y saborean el más puro sabor de A Plomo Cádiz.

Menú de San Valentín de A Plomo Cádiz. Disponible entre el 10 y el 17 de febrero de 2022.

El horario de A Plomo Cádiz: Miércoles y jueves de 13:30h. a 16:00h. y de 20:30h. a 23:30h. Viernes y sábados de 13:30h. a 16:00 h. y de 20:30h. a 00:00h. Domingos y lunes de 13:30h. a 16:00h. Martes: cerrado.

Número para reservas: 856 07 10 57.

Hace unos meses descubrí un nuevo restaurante en Los Alcores sevillanos. Situado en Mairena del Alcor, concretamente en la calle fronteriza con El Viso del Alcor. Su nombre es Alcaraván y a primera vista ya me dio buena impresión. Se llega fácil, ya que está en una de las entradas del pueblo. Además está muy bien ubicado, tiene un salón amplio y moderno y una terraza, ideal para estas fechas de verano. Está regentado por Víctor Roldán y Amadeo Portillo. Dos jóvenes apasionados de la hostelería y que aportan un nuevo aire a la restauración de la provincia sevillana. Víctor Roldán es el chef y pese a su juventud tiene una gran experiencia entre los fogones. Por su parte, Amadeo Portillo es el encargado de Sala – en la que se desenvuelve perfectamente y te hace sentir como en casa – y el creador de la buena carta de vinos que posee Alcaraván.

Alcaraván trabaja con productos frescos apostando por los huertos de su propio pueblo y con un pescado y marisco que llega varios días en la semana directamente desde la lonja. Asimismo, tiene una nevera repleta de carnes maduradas de exquisita calidad, lo que demuestra más aún su apuesta por el producto como base de su éxito. Con este cimiento en producto, Víctor Roldán le pone su toque personal a cada plato que elabora, demostrando en cada uno de ellos su maestría para resolver creaciones de toda la vida, con un toque vanguardista.

He tenido la oportunidad de ir a comer en varias ocasiones e incluso asistir a uno de los eventos privados que han realizado. Y en todas las visitas me ha sorprendido, dejándome con ganas de volver lo antes posible. Porque es un restaurante con una gran relación calidad/precio que impresiona no solo al que lo disfruta por primera vez, sino cada vez que se acude a Alcaraván.

Cecina de vaca madurada.

Repasando su nueva carta, estrenada hace pocas semanas podemos hacernos a la idea del amplio abanico de posibilidades culinarias que ofrece para disfrutar de una verdadera experiencia enogastronómica.

Les recomendaría que – si confían en lo que les digo – se dejen guiar por Amadeo para ello. Tanto en platos como en vinos. Que por cierto, tiene un gran gusto por los vinos. Ninguno de los que aparecen en carta le dejarán indiferente, a pesar de que probablemente algunas referencias ni le suenen. Déjense guiar y el éxito estará asegurado.

Tartar de atún.

Entre sus platos, tienen que probar la cecina de vaca madura, un espectáculo. Asimismo, no dejen de saborear cualquier plato elaborado con atún, como el tartar – que está realmente delicioso o el tataki. Asimismo tienen que saborear sus croquetas, que las ofrecen de distintos sabores: de morcilla, de bacalao, de espinacas, nueces y queso azul y de carabinero. Mis favoritas son las de morcilla, aunque para que no se queden sin probarlas todas – que merece la pena – yo pediría de nuevo el variado de croquetas. Que te las sirven en una sartén, con mucho estilo. Como todos los emplatados. ¡Qué importante es el emplatado para que un plato te entre por el ojo! Pues Alcaraván lo consigue y además te conquista con su olor y su sabor. También tienen que pedir los canelones de carrilleras – una exquisitez. Asimismo, un seguro es la sartén de pulpo y langostinos. Un verdadero bocado espectacular de la mano de Víctor Roldán. Tampoco se queda atrás el pulpo con arroz negro y alioli de pimentón, con un arroz y un pulpo en su punto que lo convierten en otro platazo.

Variado de Croquetas.

Pero si tuviera que destacar algo en la carta de Alcaraván son sus carnes. No solo por la calidad de los platos sino por su forma de elaboración. En Alcaraván he probado uno de los mejores platos de carne que he probado en mi vida, ya que el punto de la misma en tres fases me dejó realmente sorprendido. En este sentido disfruté del T-Bone y fue realmente un espectáculo. Aunque cualquiera de las carnes que tienen en el restaurante: Rib Eye, Chuletón de vaca gallega, Solomillo de vaca o Lomo bajo de Simental a buen seguro le dejará la boca hecha agua.

Siendo sincero estoy deseando probar el lingote de cochinillo y el costillar a baja temperatura glaseado con bbq. Uno de los dos pediré muy probablemente en mi próxima visita.

Aunque la carta no cuente con platos de postre sí que los hay. Aunque deciden no incluirlos en la misma. Mi favorito es un torrija elaborada con salsa de Baileys con helado de vainilla que está para chuparse los dedos. Tampoco se queda atrás su tarta de queso o la crema de chocolate blanco. Aunque, como dije con anterioridad, déjense guiar por Amadeo Portillo y así no se equivocan.

Torrija con salsa de Baileys y helado de vainilla.

Portillo también les guiará en los vinos, aunque si son amantes del buen vino pueden ojear su carta – que posee 76 referencias entre espumosos, generosos y vinos tranquilos (con un gran protagonismo en esta tipología de vinos andaluces).

En definitiva, Alcaraván se ha convertido en poco tiempo en uno de mis restaurantes de referencia de la provincia de Sevilla. Un lugar ideal para disfrutar de una verdadera experiencia enogastronómica gracias a la ilusión y maestría de un chef como Víctor Roldán y a la buena atención servicio en mesa y experiencia en vinos de Amadeo Portillo. Pasen por Alcaraván, no se arrepentirán.